domingo, 5 de abril de 2015

¿Qué les sucederá a las iglesias?... cómo le afecta


Para entender lo que les sucederá a las iglesias, usted primero tiene que comprender por qué se encuentran en tal confusión hoy. La razón básica que da la Biblia es ésta: “¡Miren! ellos han rechazado la mismísima palabra de Jehová, y ¿qué sabiduría tienen?”—Jer. 8:9.
¿Confiaría usted en los garabatos de un nene como un mapa de carreteras para efectuar un viaje peligroso en vez de un mapa preparado por las autoridades de caminos? Usted sabe que se perdería si hiciera eso. Las iglesias han hecho esto con la Biblia. Han abandonado la guía del Creador infalible del hombre y se han dirigido a las ideas de hombres imperfectos, pecaminosos. De modo que ahora las iglesias están perdidas.
Dios inspiró la Biblia como guía para el hombre. Esta nos dice la verdad acerca del Creador, quién es y cuáles son sus propósitos para con el hombre y la Tierra. Se nos asegura: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:16, 17.
El apóstol Pablo apreció la Palabra de Dios, y dijo: “Cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios, la cual también está obrando en ustedes los creyentes.” (1 Tes. 2:13) Para salvaguardar a compañeros creyentes, Pablo advirtió: “‘No ir más allá de las cosas que están escritas,’ a fin de que no se hinchen individualmente a favor del uno contra el otro.”—1 Cor. 4:6.
Abandonando la Palabra de Dios
El clero de las iglesias de la cristiandad por lo general no tiene esa actitud para con la Biblia hoy día. Aumenta el número de clérigos que no la aceptan como la Palabra de Dios. Note solo unos cuantos de muchos de esos informes acerca de su verdadera actitud:
El clérigo metodista Robert Anders, de los Estados Unidos: “La Biblia es la mayor colección de mitología en la historia de la civilización occidental.”—Revista Time.
“La principal Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos ha rechazado la doctrina tradicional de que la Biblia es infalible.”—Daily Telegraph, Sydney, Australia.
El deán Rosco Brong, del Colegio Bautista de Lexington, Kentucky: “Las iglesias bautistas están siendo invadidas y su testimonio destruido por un diluvio de infieles que se disfrazan de ministros que son vertidos de los colegios y seminarios modernistas... predicadores infieles que niegan la Biblia, que se sirven a sí mismos en vez de servir a Cristo.”—Ashland Avenue Baptist, Lexington, Kentucky.
Eso representa la tendencia general de hoy entre los clérigos. Aun el Reader’s Digest reconoció esto, al decir: “Hoy muchos de los líderes principales de la iglesia —especialmente en las que se llaman las sectas de la ‘corriente principal’— les están fallando penosamente a sus miembros de dos maneras: 1) sucumbiendo a una tendencia furtiva a rebajar el valor de la Biblia como la Palabra infalible de Dios y 2) por los esfuerzos por cambiar el empuje principal de la iglesia de lo espiritual a lo seglar.”
Matando la creencia en Dios
Al matar la Biblia a los ojos de la gente, el clero ha ayudado a matar la creencia en Dios. Muchas personas razonan que si la Biblia no es la guía de Dios para el hombre, y las iglesias se hallan en tan grande confusión, entonces quizás Dios no exista. Aun el teólogo católico holandés Edward Schillebeeckx reconoció, según informó el semanario alemán Stern, lo siguiente: “Dios ha sido borrado por el cuadro que las iglesias han pintado de él por muy, muy largo tiempo.”
Dios también ha sido “borrado” de la mente de muchos de los que se suponía que enseñaran a la gente acerca de él... el clero. En una encuesta de clérigos efectuada por la revista McCall’s, se reveló lo siguiente: “Una cantidad considerable rechazaba del todo la idea de un Dios personal.”
Aunque el matar así la Biblia y la creencia en Dios por el clero ha cobrado velocidad en años recientes, realmente no es nuevo. El Colonist de Victoria, Colombia Británica, declaró: “Las llamadas ideas modernas acerca de la Biblia se han enseñado a todo estudiante de teología anglicano y de la Iglesia Unida desde 1920.” Esto aplica a estudiantes de prácticamente todo seminario del mundo. En consecuencia, el comentarista Louis Cassels, en un despacho de Prensa Unida Internacional, dijo:
“La gente acude a la iglesia, y especialmente a sus ministros ordenados, para que éstos les ayuden a encontrar su camino hacia una fe en Dios que sea viva, renovadora y transformadora. Pero, ¿cómo puede un pastor dirigir a ninguna otra persona a esa fe si él mismo no la tiene, como lo confiesa privadamente que no la tiene una cantidad considerable de ministros jóvenes (y algunos no tan jóvenes)?”
Cassels también dijo: “Mientras más famoso sea el seminario, más corrosivo puede ser el ambiente de escepticismo que prevalezca en su facultad y cuerpo estudiantil.”
¿Qué hay de su clérigo?
¿Le ha enseñado su clérigo la Palabra de Dios? ¿Ha aprendido usted de él las respuestas de la Biblia a preguntas vitales como éstas: ¿Por qué muere el hombre? ¿Dónde están los muertos? ¿Por qué ha permitido Dios por tanto tiempo la iniquidad? ¿Cuál es el remedio de Dios para las dificultades de este mundo? ¿Qué encierra el futuro para usted?
Es verdad que su clérigo quizás diga que respeta la Biblia. Hasta quizás cite de ella. Pero, ¿la acepta toda como la Palabra inspirada de Dios? ¿Realmente le ha enseñado a usted de ella? Usted puede averiguarlo rápidamente aplicando esta prueba sencilla: ¿Puede usted dirigirse a la Biblia y mostrarle a otra persona las respuestas a las preguntas del párrafo anterior?
Además, ¿tolera su religión a clérigos que no aceptan la Biblia como la Palabra de Dios? ¿Defiende su propio clérigo la Biblia contra estos enemigos de la Palabra de Dios que aumentan en todas las iglesias de la cristiandad? La Biblia advierte: “Un poco de levadura hace fermentar toda la masa.” (Gál. 5:9) Una manzana podrida, si no se quita, echa a perder todas las demás de la caja. Pero los sistemas eclesiásticos no han quitado de sus filas a los clérigos que rebajan el valor de la Biblia; más bien, a éstos se les sigue aceptando. Es por eso que las iglesias están tan cabalmente infectadas de enseñanzas impías.
Pagando el precio
La Biblia también advierte: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.” (Gál. 6:7) El clero ha sembrado falta de respeto a la Biblia y a su Autor, Jehová Dios. Su cosecha no puede ser buena.
El clero ya está segando algo de esa cosecha: gran confusión en las iglesias; miembros de las iglesias que salen por decenas de miles; disminución veloz en la matrícula de seminarios y órdenes religiosas; sacerdotes, ministros y monjas que renuncian en cantidades que establecen marcas.
Puesto que el clero dice que ya no debe confiarse en la Biblia y hasta pone en tela de juicio la creencia en la existencia de Dios, ahora lógicamente muchas personas se preguntan para qué necesitan al clero. En consecuencia, ¡el clero ha sembrado las semillas de su propia destrucción! Como dijo el Evening Post de Lancashire, Inglaterra, del 12 de noviembre de 1969:
“La autoridad perdida del púlpito así como el menos respeto a las declaraciones que hacían los ministros eclesiásticos se debían principalmente al menos respeto a la Biblia, alegó el Rdo. Frank Ockenden, ministro superintendente del Circuito Metodista de Garstang.
“En su boletín informativo mensual, dice: ‘Habiéndoseles dicho por tantos cuyo puesto exige que enseñen que la Biblia es la palabra de Dios que no lo es, se ha destruido una autoridad para la cual no hay sustituto.’ . . .
“El resultado ha sido una pérdida desastrosa de confianza en la religión cristiana y un abandono de las normas cristianas de comportamiento moral.”
El futuro
Sin embargo, no crea que el futuro de las iglesias solo será una disminución continua de miembros y clérigos. Es cierto que es probable que eso continúe cobrando velocidad en los siguientes pocos años. Pero algo mucho más serio que eso les espera.
Jesucristo dijo: “Un árbol bueno no puede dar fruto inservible, tampoco puede un árbol podrido producir fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser cortado y echado al fuego.”—Mat. 7:17-19.
¿Qué clase de “fruto” está produciendo el clero? Puesto que están apartando de Dios y de su Palabra a la gente, la respuesta verídica debe ser que están produciendo “fruto inservible.” ¿Qué clase de “árbol” dijo Jesús que produce esa clase de fruto? Un “árbol podrido.” ¿Qué le pasará a esa clase de “árbol”? “Llega a ser cortado y echado al fuego.”
No se equivoque. El clero de la cristiandad NO está sirviendo a Dios en la actualidad. NO constituyen sus representantes. A ellos Jehová dice en realidad: “Yo mismo no los envié ni les di orden. Así es que de ninguna manera aprovecharán a este pueblo.” (Jer. 23:32) Pregúntese: Si Dios estuviera con las iglesias, ¿estarían en tal confusión hoy? El Organizador del fantástico universo de miles de millones de estrellas y planetas... ¿no podría organizar las iglesias si fueran suyas? Su mismísima condición es prueba de que Dios no está con ellas, porque “Dios no es Dios de desorden, sino de paz.”—1 Cor. 14:33.
¿Cuál, entonces, es el juicio de Dios para las iglesias? Hablando de toda la religión falsa como si fuese una ramera, dice la Biblia: “En un solo día vendrán sus plagas, muerte y lamento y hambre, y será quemada por completo con fuego, porque fuerte es Jehová Dios que la juzgó.” (Rev. 18:8) Fuerzas destructoras “harán que quede devastada y desnuda, y se comerán sus carnes y la quemarán por completo con fuego.”—Rev. 17:16.
Ese juicio de Dios librará a la Tierra para siempre de las iglesias y de los clérigos que apartan a la gente de la adoración correcta de Dios: “Nunca volverá a ser hallada.” (Rev. 18:21) Entonces, Dios dirigirá su atención al resto de este mundo inicuo, incluso a los otros que odian a Dios y su Palabra. La Biblia claramente muestra que su fin también se acerca, pues la destrucción de la religión falsa llega precisamente antes de que Dios destruya al resto de este inicuo sistema de cosas.—Rev. 19:17-21.
De modo que el significado verdadero de lo que sucede en las iglesias es que estamos muy cerca del tiempo en que “el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.
Por lo tanto, el hacer la voluntad de Dios en estos días es asunto de vida o muerte para todos nosotros. Por eso es urgente que usted examine ahora su relación con Dios. Nada de lo que usted haga en los siguientes pocos años será más importante que eso. Le es necesario averiguar si su manera de adorar es la que Dios aprueba, porque usted podría estar relacionado con una religión que Dios ha abandonando a la destrucción.


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