domingo, 5 de abril de 2015

Refugiados cubanos cuentan su historia


Un ejemplo típico de los testigos de Jehová que tuvieron que salir de Cuba a la fuerza es el caso de José Tunidor. Él relata lo siguiente:
“En diciembre de 1978, miembros de la policía llegaron a casa y me llevaron consigo sin darme explicación alguna. Me encerraron en un calabozo junto con otro testigo de Jehová, Ernesto Alfonso. Él tampoco sabía por qué lo habían puesto allí.
“Más tarde, me llevaron de regreso a casa para inspeccionar el lugar. Confiscaron la literatura bíblica que yo tenía. También se llevaron mi máquina de escribir. Cuando volví a la prisión, supe que a Ernesto también le habían confiscado su literatura y su máquina de escribir. ¿Por qué? Se nos acusó de ser antisociales simplemente debido a que creíamos en la Biblia y hablábamos a otros acerca de las verdades que ella contiene. Se nos acusó de ser peligrosos, y el tribunal nos sentenció a tres años de cárcel cada uno.”
A Tunidor se le envió a una prisión en Aguica, cerca de Colón, en la provincia de Matanzas. Allí trabajó en la prisión hasta que se le trasladó a los campos para que cortara caña de azúcar. Luego se le expulsó del país. Lo llevaron a La Cabaña, prisión bien conocida de La Habana, y entonces a un sitio cerca del puerto de Mariel, donde lo colocaron en un barco con rumbo a los Estados Unidos.
Aunque a muchos testigos de Jehová se les obligó a salir del país mientras eran prisioneros, a otros se les sacó colectivamente de sus hogares y se les deportó. No pudieron llevar consigo ningunas de sus pertenencias y, a veces, ni siquiera pudieron despedirse de sus familiares. Herminio Arroyo relata lo siguiente:
“La policía llegó a nuestra casa como a las tres de la mañana, mientras estábamos acostados. Tenían papeles de extradición y nos dijeron que nos vistiéramos. Nos llevaron inmediatamente a la oficina de inmigración y nos desnudaron para asegurarse de que no sacáramos valores. Como a las 6 de la tarde de ese mismo día nosotros y otras 300 personas nos hallamos en un barco camaronero en viaje a los Estados Unidos.”
Muchos otros testigos de Jehová tuvieron experiencias similares, pues se presentaron funcionarios en sus hogares al amanecer, o hasta más temprano, para hacerles salir del país a la fuerza. Literalmente tuvieron que salir solo con lo que llevaban puesto. Se les despojó hasta de sus aros de matrimonio y otras prendas de valor.
Se puede comprender que un gobierno quiera deshacerse de criminales y de personas indeseables. Pero, ¿por qué la urgencia por expulsar del país a este grupo de cristianos sinceros? ¿Qué sucesos precedieron a esta situación?
Comienza la persecución
En 1962 el gobierno cubano proscribió la importación de literatura bíblica por los testigos de Jehová. El Estado decretó que tales publicaciones eran “dañinas, reaccionarias y pro-imperialistas.” Claro, los que están familiarizados con la obra de los testigos de Jehová saben que eso no podía ser verdad. En Cuba, los testigos de Jehová son la misma clase de personas decentes y honradas de reconocimiento mundial por su buen comportamiento.
No obstante, la persecución siguió creciendo. Luis Alcantur, uno de los refugiados ahora en los Estados Unidos, recuerda lo siguiente: “En noviembre de 1965 se lanzó un ataque masivo contra los testigos de Jehová en Cuba, y especialmente, en aquel entonces, contra los jóvenes que tenían edad para rendir servicio militar. Cientos de estos jóvenes cristianos fueron a parar a varios campos de concentración, la mayoría de ellos en la provincia de Camagüey.”
Con relación al principio de aquellos años en prisión, Alcantur dice: “Se nos privó de alimento por 12 días consecutivos. Se nos daba agua solo una vez al día. Se nos mantuvo de pie, a merced del sol, la lluvia, los mosquitos y los jejenes. Al onceno día se nos metió en una cisterna llena de agua.”
En aquel entonces Alcantur tenía 19 años de edad. Se le había llevado preso por haber rehusado participar en el servicio militar por razones de conciencia.
Otro refugiado, Alberto Sánchez, dice lo siguiente acerca del trato que se le dio: “Debido a que rehusamos transigir con relación a nuestra fe, se nos golpeó, se nos echó agua fría por las noches, y a algunos se les amarró y se les arrastró con yugos de bueyes alrededor del cuello. En una ocasión me apuntaron a la cabeza con una pistola y me dijeron que marchara; si no, dispararían. En dos ocasiones prepararon pelotones de fusilamiento y nos dijeron que nos situáramos de pie ante ellos. Hasta se dio la orden de disparar, pero nunca lo hicieron.
“A algunos Testigos se les obligó a vivir en barracas donde solo había homosexuales. Pero cuando los Testigos hablaron a éstos y les explicaron su posición cristiana basada en la Biblia, se ganaron el respeto de ellos. Esto solo hizo que acrecentara el odio de los militares a los Testigos.”
En otros campos se abusó horriblemente de muchos otros Testigos. Se les mantuvo hambrientos, desnudos y a merced de los mosquitos; se les hizo aguantar el frío de las noches de invierno y el aislamiento, y se les mantuvo bajo constante amenaza de muerte. A un Testigo, Úrsulo Brito, lo mantuvieron colgando por los pies desde el techo por algún tiempo.
Aumenta la persecución
En 1968 el gobierno intensificó la persecución. Se atacó a los testigos de Jehová constantemente en la prensa y por la radio y la televisión, y se les tildó falsamente de ser asesinos, subversivos y fanáticos. Se levantaron muchas otras acusaciones viles y falsas contra ellos. Por consiguiente, la situación se hizo muy tirante aun en los lugares de empleo. Muchos Testigos perdieron buenos empleos y no tenían apelación. Se vieron obligados a aceptar trabajos que nadie más quería, y a un salario muy bajo.
Se intensificó el ataque sistemático cuando el gobierno aprobó nuevas leyes según las cuales se había de imponer sentencia de prisión a cualquier padre, madre o profesor que instruyera a los niños en lo que se llamó ‘falta de respeto a las organizaciones y símbolos patrios.’ Los testigos de Jehová no enseñan tal “falta de respeto.” Pero el gobierno ha interpretado como falta de respeto el que los Testigos enseñen lo que la Biblia dice, a saber: “Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado,” también: “Hijitos, guárdense de los ídolos.”—Mat. 4:10; 1 Juan 5:21.
Así, muchas madres y muchos padres fueron encarcelados por seguir las instrucciones de la Palabra de Dios de ‘entrenar al muchacho conforme al camino para él’ mediante inculcar en los jóvenes los principios de la adoración verdadera. (Pro. 22:6; Efe. 6:4) Por ejemplo, una de las hijas de Herminio Arroyo recuerda lo siguiente: “Cuando los niños rehusaban saludar la bandera, otros alumnos los maltrataban, y los maestros solían llamar a las autoridades, lo que resultaba en que los padres recibieran una sentencia de tres a seis meses de cárcel.”
Registro de las casas
En numerosas ocasiones las autoridades efectuaron registros repentinos de los hogares de los Testigos. Buscaban algo que incriminara a los Testigos. Por ejemplo, hablando acerca de uno de estos registros, Luis Alcantur dice:
“El 30 de marzo de 1977 agentes de seguridad del Estado se presentaron en casa a las 5 de la tarde. En aquel entonces el método que utilizaban para registrar los hogares era el de entrar muchos de ellos a la vez. Entonces uno de ellos colocaba objetos como armas o drogas en algún lugar. Otro agente hacía parecer que los había descubierto. De esta manera levantaban una acusación falsa contra nosotros.
“En aquella ocasión terminaron de registrar mi hogar como a las 11 de la noche. Se llevaron cuantas cosas quisieron, incluso artículos de índole personal, como una máquina de afeitar eléctrica, ropa y dinero. También se llevaron mi máquina de escribir y literatura bíblica. Se me acusó de poseer documentos contrarrevolucionarios, pero éstos nunca aparecieron ni fueron presentados como evidencia durante mi juicio.”
Ataques a pesar de la constitución
Así queda claro que durante las pasadas dos décadas el gobierno de Cuba ha procurado aplastar a los testigos de Jehová. Uno de los refugiados, Cristo León, llamó a esto “el sistemático ataque del gobierno cubano contra nuestra adoración.” Se ha proscrito a los testigos de Jehová, se les ha prohibido importar o imprimir literatura, su sucursal ha sido cerrada, han sido cerrados sus lugares de reunión, se ha declarado ilegal su ministerio público, y se han dictado miles de sentencias de prisión contra ellos.
Este ataque de 20 años claramente viola la Constitución de la República de Cuba. Esta “garantiza” la libertad de religión. El artículo 54 estipula inequívocamente: “El estado socialista, que basa su actividad y educa al pueblo en el concepto científico materialista del universo, reconoce y garantiza la libertad de conciencia y el derecho de cualquiera a profesar cualquier religión y a practicar, dentro del marco del respeto a la ley, la creencia que sea de su preferencia.”
Los que conocen a los testigos de Jehová saben que el respeto a la ley forma parte de las creencias religiosas de éstos. De hecho, a los Testigos se les conoce mundialmente por el respeto que muestran a la ley. Por eso, ciertamente se les debería haber permitido ‘profesar su religión y practicarla,’ como se les permite en la mayoría de los demás países.
¿En contra de otras religiones?
Las medidas que ha tomado el gobierno cubano en contra de los testigos de Jehová hacen surgir la siguiente pregunta: ¿Persigue también el gobierno a otras religiones?
En Cuba hay muchas iglesias católicas. Las puertas de éstas están abiertas al público. Lo mismo puede decirse acerca de las iglesias protestantes. Pero los lugares de reunión de los testigos de Jehová están cerrados por decreto del gobierno. ¿Cómo puede explicarse esta doble norma?
Es verdad que por cierto tiempo el gobierno ejerció presión sobre otros grupos religiosos. Pero éstos pronto transigieron y se dejaron usar para fines políticos. No obstante, los testigos de Jehová no pueden hacer eso, pues estarían violando su fe. Por lo tanto, han tenido que soportar lo más recio de la persecución durante todos estos años.
Pero todavía queda sin contestación una pregunta. ¿Por qué se aferran los testigos de Jehová a un derrotero religioso que les causa tanto sufrimiento en un país como Cuba? Y, ¿cómo les es posible aguantar tanta penuria por tanto tiempo sin dejar de adherirse a sus creencias?


No hay comentarios.:

Publicar un comentario