domingo, 5 de abril de 2015

¿Quiénes serán evangelizadores?



En  una reunión del Consejo Mundial de Iglesias celebrada hace sesenta años, se instó a los miembros a “llenarse de un espíritu evangelizante” y a enseñar a sus rebaños a “ir a evangelizar”. Un lustro después, el eclesiástico católico John A. O’Brien escribió sobre la necesidad de captar nuevos discípulos “yendo adonde ellos”, y no simplemente “quedándose sentados en casa”. Y en enero de 1994, el papa Juan Pablo II dijo que “no [era] momento para avergonzarse del Evangelio, sino para pregonarlo desde las azoteas”.
Al parecer, estos llamamientos ocasionales pidiendo evangelizadores han caído en oídos sordos. Un artículo del periódico australiano Illawarra Mercury dijo: “Los católicos prominentes de la costa sur no desean dar a su fe un enfoque como el de los testigos de Jehová”. Un hombre afirmó que la evangelización sencillamente “no forma parte de la mentalidad católica”. Otro argumentó: “Está bien que la Iglesia se promocione a sí misma, pero no tocando a las puertas. Tal vez fuera mejor hacerlo a través de las escuelas o por carta”. Incluso el deán de una catedral no estaba muy seguro de cómo interpretar los comentarios del Papa. “Animaremos a la gente a vivir el Evangelio que conoce —dijo—. Que esto signifique hacer visitas a domicilio es otra cosa.” El titular del artículo resumió muy bien la situación: “Los católicos no quieren obedecer el llamamiento del Papa para que se predique”.
Pese al fracaso de la cristiandad en lo que respecta a evangelizar, más de cinco millones de testigos de Jehová obedecen el mandato de Jesús de ‘ir y hacer discípulos de gente de todas las naciones’. (Mateo 28:19, 20; compárese con Hechos 5:42.) Actualmente predican de casa en casa en más de doscientos treinta países. Llevan un mensaje positivo, que realza las magníficas promesas de la Biblia para el futuro. ¿Por qué no habla con ellos la próxima vez que lo visiten?


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