lunes, 30 de marzo de 2015

La clase de lugares que son las discotecas


Por todo el mundo millones de personas van semanalmente en busca de alguna discoteca para entretenerse. ¿A qué clase de lugares están yendo? ¿Se parecen mucho todas las discotecas?
No necesariamente. Las discotecas pueden diferir considerablemente unas de otras, pues como dice la revista Discothekin: “Discoteca sencillamente es música y baile y se le puede dar cualquier forma que uno desee. La gente dicta el éxito de un club, y si el dueño/administrador es astuto puede determinar su clientela con solo definir por medio de la música el ambiente que desea crear... sea el de los años setenta, los cuarenta o hasta los alegres noventa.”
Hasta hay discotecas para niñitos; otras están diseñadas particularmente con sus abuelos en mente. Algunos lugares se clasifican como “restaurantes-discotecas.” Pueden ser restaurantes durante las primeras horas de la noche. Pero más tarde se usan como discotecas. Esto le permite al dueño del restaurante obtener ingresos adicionales durante horas en las cuales su restaurante normalmente estaría cerrado. En Europa la mayoría de las discotecas son sitios en los que uno puede comer y beber así como bailar.
De modo que no todas las discotecas son iguales; puede fijarse ese nombre a lugares muy diferentes. Pero, ¿cuál es la esencia —la sustancia misma o alma— de las discotecas? ¿Qué estilo de vida promueven? ¿Cómo se refleja éste en su música, su baile, su indumentaria, y así por el estilo?
¿Qué son las discotecas?
Kitty Hanson, quien ha investigado y escrito extensamente sobre el tema, dice acerca de una discoteca moderna: “Bajo el deslumbrante dosel de luces, el piso parecía combarse a fuerza del golpear de los pies, y el aire comenzó a crepitar debido a la tremenda energía física. Entonces la sala estalló. El aire se llenó de gritos y llamados y miles de brazos oscilaban frenéticamente a medida que el efecto de la música casi arrebataba a los bailarines y los alzaba del piso. Fue un momento candente, hirviente de emoción puramente primitiva. Fue la esencia de la experiencia de las discotecas.”
¿Qué es esta “emoción puramente primitiva” —la esencia de la experiencia de las discoteca— que se evoca en los bailarines? Show Business, una revista para actores de variedades, nos da una idea en su artículo “Dinámica Década de Discotecas,” al decir:
“Un efluvio de aceptación rodea la tendencia de las discotecas . . . Las anticuadas costumbres sexuales, combatidas con éxito durante los años sesenta, se han rendido ante una nueva libertad sexual en que la gente trata honradamente con sus deseos y participa sin sentimiento de culpa.
“El homosexual baila codo a codo con la persona normal, y a ninguno de los dos parece importarles un bledo. Es esta libertad polifacética lo que constituye el alma de las discotecas, y su corazón es el pulsante ritmo de la música de discoteca.”
La expresión sexual libre, liberada —el abandono de las restricciones— esa es la esencia, el alma de las discotecas. De seguro esto recuerda las antiguas danzas de fertilidad en las que los adoradores se desencadenaban en movimientos frenéticos que excitaban las pasiones, y que muy bien pueden haber culminado con el coito sexual entre los participantes a fin de inducir a la “Madre Tierra” a producir nuevas cosechas.
Cierto, no todas las discotecas necesariamente animan a desechar las inhibiciones, pero las discotecas están identificadas con dicho estilo de vida ‘sexualmente-libre.’ “Lo que hace diferir a la discomanía de la mayoría de sus predecesores es su tendencia manifiesta a convertirse en orgía,” explica la revista Esquire. “Toda discoteca implícitamente es una orgía . . . Por medio de ofrecer la satisfacción instantánea y total de todos los deseos sexuales en un ambiente de intensa excitación imaginativa, la orgía inspirada por la discoteca promueve el despertar de un estado ensalzado de conocimiento, de éxtasis literal, o de estar fuera del cuerpo.”
Énfasis en el yo
Algunos quizás piensen en el baile de discoteca en particular como una forma disciplinada de baile que da realce al Hustle, y para algunos quizás lo sea. Sin embargo hay más envuelto en el baile de discoteca. Más bien, se concentra la atención de los que bailan no tanto en bailar con otra persona, sino en hacer como se le antoje —‘hacer lo suyo’— como dicen. Es una escena de exhibición sexual.
Se ha notado que la “discocultura” tiene por fuerza direccional el desenfreno y la complacencia para consigo mismo, y como resultado se han hecho algunos comentarios sumamente interesantes. Note el editorial “Discoteca, Narcisismo y Sociedad” en el Daily News de Nueva York del 19 de marzo de 1978:
“Separados por muros de música ensordecedora y arrebatados en una locura de luces brillantes, los que bailan hacen lo suyo, apenas tocándose, sin mirarse unos a otros, y ni siquiera hablarse. Es muy semejante a pararse ante un espejo y gritar: ‘yo, yo, yo, yo . . . ’ sin cesar.
“Esta autoindulgencia pura refleja una filosofía de raíces peligrosamente profundas en nuestra sociedad. Predica que cualquier cosa que el individuo desee hacer es 100% correcta... prescindiendo de cómo afecte a cualquier otra persona.
“La actitud se manifiesta en nuestra creciente proporción de divorcios, en nuestras legiones de familias rotas y en los incontables libros y movimientos amoldados a satisfacer los deseos personales y el amor propio.
“Queda muy poco espacio para el amor en la filosofía que impregna el mundo de las discotecas. Y eso es una lástima, porque los que han olvidado —o nunca han conocido— los gozos de dar y compartir se están perdiendo la parte más rica de la vida.”
El artículo del 20 de junio de 1978 de Esquire, tiene un empuje semejante, y se intitula “El estilo de las discotecas: Ámate a ti mismo.” El decir “que la discoteca se ha edificado sobre un renacimiento del ‘baile de contacto’ o que tiene como foco un paso llamado el Hustle latino,” “es o una ilusión por parte de los instructores [de baile] de las escuelas Arthur Murray o sencillamente una página femenina de periodismo malo. Lo cierto es que el actual bailarín de discoteca se interesa en la clase de espectáculo de un solo hombre que John Travolta despliega en la secuencia más excitante de Fiebre del Sábado Noche.”
Puesto que la película Fiebre del Sábado Noche ha tenido tanto que ver con el fenómeno del crecimiento y la propagación de las discotecas, considerémosla. ¿Qué clase de estilo de vida realza esa película y, de hecho, promueve?
“Fiebre del Sábado Noche”
El personaje principal de la película vive solo para una cosa... brillar en la discoteca el sábado por la noche. Se presentan las aventuras sexuales de los que frecuentan las discotecas, incluso el sexo oral, que se efectúa fuera de la discoteca en el automóvil durante los intermedios del baile. El lenguaje es de la peor especie. No obstante, todo esto se presenta como algo normal... el modo de vivir entre los que frecuentan las discotecas. En un artículo noticioso: “Por qué los adolescentes no deben ver ‘Fiebre del Sábado Noche,’” el Dr. Herbert Hoffman, un sicólogo neoyorquino, dice:
“Travolta y sus amigos están enseñando a los adolescentes a envolverse sexualmente con las jóvenes sin sentimientos románticos de ninguna clase, a usar a las muchachas como objetos sexuales, a privar de personalidad a la entera experiencia sexual.
“Las ideas que los adolescentes se llevan consigo de esta película pueden dañar trágicamente toda su vida.
“Los jóvenes se esforzarán por ‘marcarse un tanto’ con el sexo opuesto, con la idea de que tener relaciones con una joven es un logro del cual jactarse ante los amigos a fin de realzar su posición ante el grupo.
“Las jovencitas estarán convencidas de que o se requiere la promiscuidad a fin de asegurar la popularidad, o que los hombres están en busca de ‘una sola cosa.’ En cada caso, se pone en peligro la oportunidad que tienen de un envolvimiento profundo y emocionalmente duradero.
“Es una película enferma y no debemos permitir que los adolescentes susceptibles la vean.”
No obstante, millones de jóvenes en todo el mundo, a menudo junto con sus padres, han ido en tropel a ver esta película, haciendo de ella uno de los triunfos más grandes en la historia de la taquilla. Como se hizo notar, la película realza la esencia misma de las discotecas. Pero también lo hacen otros aspectos de la escena de las discotecas.
Música, ropa y drogas
A medida que crece su popularidad, son pocas las personas que no están familiarizadas con el sonido de la música de discoteca. Muchas canciones populares de los decenios anteriores se han mezclado con el ritmo pulsátil de la música de discoteca. A medida que se acostumbran a estas tonadas, hasta algunas personas de más edad a quienes les gustaban las canciones originales empiezan a disfrutar de las versiones actualizadas. Pero, de nuevo, ¿cuál es a menudo el empuje dominante de la música de discoteca?
Al informar acerca de uno de los grupos populares de música de discoteca, Discoworld dice: “En ‘Baby I’m On Fire,’ de su álbum actual, ‘Arabian Nights,’ las tres mujeres pronuncian con sonidos entrecortados y ronroneos ‘Oh, me estoy quemando.’ Entra un saxofón fálico, que convierte la canción en una fabulosa banda de sonido para un espectáculo con bailarinas semidesnudas de Times Square.” Entonces la revista añade: “El estilo cargado de sexo de la Familia Ritchie cae dentro de la esfera del empuje principal de la música de discoteca de hoy día, que es celebrar el placer.”
También la revista Time mencionó la flagrante explotación del sexo, incluso los esfuerzos por excitar sexualmente a los oyentes. Su artículo “Reinado llamativo de la reina de las discotecas” dijo: “En 1976 . . . recibió un disco de oro por medio de simular el orgasmo 22 veces.”
Las cubiertas de los álbumes de los discos también suministran una idea del tipo de música que éstos contienen. A veces se realza la desnudez, aunque la explotación sexual a menudo es más sutil. De una cubierta Discoworld dice: “Las posturas de Jaqui y Dodie, combinadas con la de Ednah, crean un símbolo de tres letras que al observarlo casualmente es invisible a la conciencia, pero que se percibe instantáneamente en el nivel del subconsciente: S-E-X [Sexo en inglés].”
Los estilos de ropa de los que frecuentan las discotecas también están en armonía con el énfasis que éstas dan al sexo. El libro Disco Fever muestra la fotografía de una joven bailando en una discoteca de Nueva York. Su vestido está abierto hasta la cintura y tiene la pierna alzada, mostrando una vista interior de casi toda su cadera. El pie del grabado dice: “La escena . . . resume la atracción de las discotecas.” Paulette Weiss, del personal de redactores de la revista Stereo Review, dice acerca de las personas que han sido arrebatadas por la experiencia de las discotecas: “He visto a mujeres desnudarse en la pista de baile.”
Al mantener el paso con el énfasis que las discotecas dan al llamado “placer,” las drogas fluyen libremente en las discotecas. Recientemente un arresto ocasionado por el narcotráfico en la más famosa discoteca de Nueva York recibió mucha publicidad. Pero el Daily News de Nueva York hizo notar: “Según los que frecuentan el establecimiento, el descubrimiento de drogas en Estudio 54 no debe sorprender a nadie que haya pasado algún tiempo allí. Se informa que desde que el sitio abrió en abril del año pasado la cocaína y la marihuana se intercambian, venden y usan abiertamente.”—15 de diciembre de 1978.
Sonido y luces
Por lo general se considera que el sonido y las luces son vitales a la experiencia de las discotecas. El sonido no solo se oye; es tan abrumador que se siente.
Pero, ¿puede ser peligroso un sonido tan poderoso? Un reciente informe noticiero de Rio de Janeiro, Brasil, dijo: “La posibilidad de que las discotecas sean peligrosas a la salud ha hecho que el gobierno se abstenga de emitir licencias a 20 establecimientos en la ciudad meridional de Porto Alegre hasta que se pueda hacer una investigación médica.” La cuestión bien puede haber tenido que ver con los niveles de ruido, y eso es fácil de entender.
El año pasado se efectuó una verificación del sonido en las discotecas de Long Island, Nueva York, en los Estados Unidos, y los inspectores hallaron que 18 establecimientos tenían niveles de ruido que sobrepasaban 95 decibelios por más de 30 segundos. A cada uno de estos establecimientos se le obligó a fijar en su entrada una señal de advertencia: “LOS NIVELES DE SONIDO EN EL INTERIOR PUEDEN OCASIONAR DAÑO PERMANENTE AL OÍDO.” La investigación médica revela que los niveles de ruido que por lo general se experimentan en las discotecas pueden ocasionar daño permanente al oído de ciertas personas, particularmente a las que se exponen a estos niveles de ruido con regularidad.
Las luces también presentan un posible peligro a la salud. ¿Cómo es eso? Pues bien, ciertas discotecas tienen un sistema de luces laser. “Si el haz de luz entra en el ojo,” dice el profesor Paul L. Ziemer de la Universidad Purdue, “se puede recibir una quemada en la retina... un punto ciego permanente.” Además, las luces estroboscópicas que oscilan al compás del ritmo de la música, pueden producir mareo, náusea y accesos alucinatorios. Entre los que han emitido advertencias acerca de estos posibles peligros se encuentra el gobierno británico, que hizo esto en un folleto sobre la seguridad en las escuelas.
¿Le ayuda esta consideración de las discotecas —sus raíces y la clase de lugares que las discotecas son— a ver por qué aquellos superintendentes cristianos que se reunieron en Brooklyn, Nueva York, el pasado diciembre estaban preocupados acerca de la creciente popularidad de las discotecas?
Sin embargo, muchas personas disfrutan de las discotecas debido a las mismas cosas acerca de ellas que otros consideran peligrosas. Creen que los riesgos son mínimos, y que vale la pena correrlos para disfrutar de lo que ellos consideran un rato de placer. En realidad, ¿cuán grandes son los peligros? ¿Representa el ir a las discotecas un riesgo para el bienestar y felicidad duraderos? Estos son asuntos que merecen nuestra consideración.


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