martes, 31 de marzo de 2015

¿Por qué atraen tanto las modas?


Avery es uno de los miles, o quizás millones, de adolescentes a quienes ha cautivado la moda de las camisetas con lemas. Este tipo de camisetas no son, ni mucho menos, nuevas; tal vez hasta se las ponían tus padres cuando eran jóvenes. No obstante, la revista Newsweek explica en qué consiste la novedad. Algunos muchachos ahora “lucen camisetas con mensajes que parecen sacados directamente de los bajos fondos”.
La mayoría de las frases que aparecen en los últimos modelos son simplemente impronunciables. Van desde los ataques racistas hasta los comentarios groseros sobre las mujeres. Parece que a los adictos a esta manía les preocupa muy poco la opinión de los demás, incluidos sus padres, sobre los lemas desagradables. Cuando Andrea, de 18 años, le preguntó a un chico por qué tenía puesta una camiseta muy ofensiva, “este no supo qué decir y se limitó a salir con excusas como ‘Es súper’ y ‘Todo el mundo la lleva’”.
En los últimos decenios cientos de modas han cautivado a la juventud. Una de las más populares y lucrativas de todos los tiempos fue la fiebre del hula-hula (hula-hoop), el aro que hizo furor en Estados Unidos durante la década de los cincuenta. Si nos remontamos unos cuantos años más, hallaremos que era popular tragar vivos peces de colores y ver cuántas personas cabían en una cabina telefónica. En fechas más recientes se ha estilado bailar break, llevar pantalones vaqueros descoloridos, montar en monopatines (patinetas) y hacer streaking (correr desnudo en público). Es como dijo un escritor bíblico: “La escena de este mundo está cambiando”. (1 Corintios 7:31.) Hoy en día, los jóvenes siguen una multitud de modas, que oscilan entre lo alocado y lo peligroso.
Los jóvenes y la indumentaria de moda
Tomemos por ejemplo la ropa. Según la revista Time, la música rap (también llamada hip-hop) “probablemente sea el producto estadounidense de más éxito desde la invención de los microcircuitos, pues se ha infiltrado en la cultura juvenil de todo el mundo y prácticamente la ha dominado”. Pero el rap, como bien sabes, es mucho más que música. La revista sigue diciendo: “El rap es también un artículo de consumo de la moda mundial. Por todas partes se ven modificaciones locales de este estilo norteamericano de ropa de calle, que se distingue por los pantalones muy holgados, el calzado deportivo caro, las sudaderas con capucha y las joyas relumbrantes”. Los grupos populares y los vídeos promocionales realizan un bombardeo publicitario que provoca una creciente demanda de prendas raperas.
El estilo superholgado no es nada barato: tan solo el calzado deportivo de caña alta cuesta un dineral. Con todo, a muchos jóvenes les parece que lo vale. Según un chico llamado Marcus, “si no llevas ropa muy ancha, no eres un hip-hop”.
Y eso es justo lo que pretenden los jóvenes que eligen la estética grunge (desastrada). Algunas bandas de rock marginales que tocan en Estados Unidos han popularizado los pantalones vaqueros desgarrados y las camisas a cuadros que caracterizan esta tendencia indumentaria. Una escritora llamó a esta línea “pobreza de quita y pon”. Y sin duda no es más que pura fachada, pues la imagen desharrapada no es nada barata. Por otro lado están las modas “retro”. Según la revista canadiense Maclean’s, abarcan “estilos que evocan las líneas de finales de los sesenta y principios de los setenta”. Los adultos contemplan, entre divertidos y asombrados, cómo los jóvenes pagan precios desorbitantes por artículos que parecían haberse ido hace tiempo de la mano de la música disco, como los zapatos de plataforma y los pantalones acampanados.
La tecnología también crea moda
El buscapersonas (también llamado mensáfono, localizador y beeper) es otro ejemplo de cómo la creatividad juvenil puede convertir casi cualquier cosa en el último grito. Aunque al principio lo utilizaban los médicos y otros profesionales a quienes se debe poder localizar en todo momento, no tardó en hacerse popular entre los traficantes de drogas urbanos. Este aparato permitía al vendedor concertar cómodamente las citas con los posibles compradores de estupefacientes. Según The New York Times, “el uso [de los buscapersonas] estaba tan generalizado que se convirtieron en emblema del mundo de la droga”. No es de extrañar que las juntas escolares estadounidenses decidieran prohibir estos minidispositivos en los centros docentes.
Pero la medida ha tenido escaso éxito. Los buscapersonas se han puesto en boga entre la juventud urbana. Algunos chicos los utilizan debidamente, como medio de comunicación que permite a sus padres saber dónde están o avisarlos en caso de emergencia. Para muchos jóvenes, sin embargo, este receptor no es más que un accesorio de moda. Según explica el Times, “los adolescentes esconden los localizadores en las mochilas, los bolsillos de las chaquetas y los cinturones. Hay unidades incorporadas en relojes de pulsera, corbatas y bolígrafos; los buscapersonas pueden ser azules, rosas y rojos, si bien persisten los viejos receptores sencillos de colores negro y pardo”. Aunque algunos adultos todavía relacionan los mensáfonos con la toxicomanía, un policía neoyorquino comenta: “No es más que un fulminante éxito de ventas. Es cierto que algunos muchachos que lo tienen están metidos en las drogas, pero la mayoría no. Tan solo es una fiebre”.
Novedades extravagantes y peligrosas
Mientras que los nuevos diseños del vestir pueden ser tolerables en el mejor de los casos, y ofensivos en el peor, algunas tendencias populares parecen atentar contra todo sentido común. Para tener el aire demacrado de las supermodelos, muchas jóvenes siguen las dietas del momento sin pensar apenas en el efecto que tendrán en su salud y bienestar. “Ponerse a régimen es una manía nacional [en Estados Unidos] —explica Alvin Rosenbaum—. Eche un vistazo a una lista cualquiera de los diez libros más vendidos y normalmente encontrará un libro de dieta.” Rosenbaum agrega que muchos de estos éxitos editoriales favorecen regímenes dietéticos de dudosa eficacia. Un buen número de expertos acusan a la obsesión con la delgadez de provocar un inquietante aumento de los trastornos del apetito —como la anorexia nerviosa— en los adolescentes.
Otros métodos de embellecimiento personal que están en boga son igual de peligrosos y estrafalarios. Según un artículo de la revista Newsweek, “el tatuaje, el arte de los pueblos primitivos y los marginados, se va introduciendo con paso firme en la corriente principal de la sociedad”. A imagen y semejanza de ciertas estrellas del cine y roqueros de heavy metal, algunos jóvenes se empeñan en tatuarse permanentemente en el torso un dibujo complicado. No parece que les preocupen las advertencias médicas sobre el riesgo de contraer hepatitis y las reacciones alérgicas a las tintas del tatuaje.
¿Y qué se puede decir de la estrambótica manía de hacerse perforaciones corporales? Aunque en ciertas culturas es costumbre horadarse la oreja, algunas personas se han extralimitado irracionalmente y se han practicado agujeros en la lengua y en el ombligo para lucir joyas ostentosas. Si un joven desea ofender a sus padres, una de las mejores cosas que puede hacer es ponerse una gran nariguera.
¿Cuál es el trasfondo de las modas?
El libro Adolescents and Youth (Adolescentes y jóvenes) define la moda como “estilo esporádico y fugaz que raya en el sectarismo. Por definición, las modas son temporales e impredecibles, y predominan sobre todo entre los adolescentes”. Ahora bien, ¿cuál es la razón de que a millones de jóvenes les dé por llevar pantalones holgados y buscapersonas? A los fabricantes y a los agentes de publicidad les encantaría tener una respuesta científica a esta pregunta. Como admitió un artículo de la revista británica The Economist, “parece imposible hallar una explicación racional a las modas y las manías”.
No obstante, el libro Adolescents and Youth ofrece las siguientes razones: “Hay varios factores que pueden explicar el auge de las modas: el deseo de llamar la atención, la presión del grupo para conformarse a sus valores, la necesidad de diferenciarnos como personas y como grupos de coetáneos, y la fascinación por las rarezas”. Un adolescente lo resumió de esta manera: “La escuela secundaria es una buena ocasión para hacer locuras y desahogarte”.

La Biblia no critica el comportamiento juvenil. De hecho, llega a decir: “Disfruta, joven, en tu adolescencia y sé feliz en tu juventud; sigue tus sentimientos, da cauce a tus ilusiones”. Sin embargo, las Escrituras agregan este consejo: “Ten presente que de todo esto te juzgará Dios”. (Eclesiastés 11:9, La Casa de la Biblia.) Este consejo nos da en qué pensar. ¿Cuál debe ser la reacción del joven cristiano ante las nuevas tendencias de la moda? ¿Debería ser vanguardista e ir a la última moda? 

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