martes, 3 de marzo de 2015

Una isla se regocija tras una visita histórica



Cuba, hermosa isla del Caribe, vivió una época de edificación espiritual sin precedentes. La conclusión del año 1998 deparó a los testigos de Jehová de este país antillano una bendición que llevaban mucho tiempo esperando. Por primera vez en más de treinta años varios miembros del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová visitaron dicho lugar. Los acompañaron otros quince representantes procedentes de Australia, Austria, Bélgica, Gran Bretaña, Italia, Nueva Zelanda y Puerto Rico.
Esta visita supuso un acontecimiento histórico para sus 82.258 publicadores del Reino y para las 87.890 personas que celebraron junto con ellos la Cena del Señor en la primavera de 1998.
Del 1 al 7 de diciembre de 1998, Lloyd Barry, John Barr y Gerrit Lösch visitaron el Hogar Betel de La Habana, y asistieron a algunas de las asambleas de distrito “Andemos en el camino de Dios” que se celebraron en Cuba. Se alegraron mucho de conversar con algunos ancianos viajantes y de conocer mejor a los funcionarios públicos cubanos.
“Tanto para mi esposa como para mí, fue una experiencia teocrática inolvidable —dijo John Barr—. Nuestros queridos hermanos y hermanas de Cuba rebosan de celo por la verdad. Me di cuenta de que nuestra hermandad internacional es sumamente valiosa.” Lloyd Barry añadió: “Esta semana memorable me ha ayudado a comprender mucho mejor la situación de nuestros hermanos”.
Durante los últimos cinco años, a los Testigos se les ha concedido mayor libertad de culto en Cuba, y los comentarios de las autoridades cubanas denotan su deseo de que continúe siendo así.
En septiembre de 1994 se estableció una imprenta en el Hogar Betel de La Habana. Los testigos de Jehová podían reunirse de nuevo abiertamente y predicar de casa en casa. Posteriormente, en 1998, las autoridades permitieron la visita de una delegación internacional de dieciocho testigos de Jehová, que incluía a tres miembros del Cuerpo Gobernante.
Un encuentro feliz
Cuando la delegación llegó al aeropuerto José Martí, en La Habana, fueron recibidos de una manera sumamente hospitalaria por un grupo de funcionarios públicos y hermanos del Hogar Betel. Uno de nuestros hermanos recordaba la última visita a Cuba de un miembro del Cuerpo Gobernante, Milton Henschel, en 1961. Tenía en aquel entonces 12 años; en la actualidad es superintendente viajante.
Cuando llegaron los asambleístas al Hogar Betel, los recibieron con ramos de gladiolos, rosas, jazmines y margaritas amarillas y rojas, flores que un hermano había cultivado especialmente para la ocasión. Se derramaron muchas lágrimas cuando la familia Betel les dio la bienvenida. Más tarde, disfrutaron todos juntos de un almuerzo cubano que consistía en pernil asado, arroz con frijoles, ensalada, yuca con mojo (salsa preparada con ajo y aceite de oliva) y fruta fresca. Después de la comida, cada miembro del Cuerpo Gobernante presentó un edificante discurso sobre el valor del servicio que se rinde en Betel. Las palabras del hermano Lösch fueron especialmente conmovedoras puesto que habló a los hermanos en español. La familia Betel se compone de 48 trabajadores voluntarios fijos y dieciocho ayudantes temporales.
Aunque los libros y las Biblias que necesitan los hermanos de Cuba se imprimen en Italia, las ediciones en blanco y negro de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! se producen en el país con la ayuda de dos mimeógrafos. Publicar todas las revistas que se requieren exige de los hermanos largas horas de trabajo manual reiterativo en incómodas habitaciones. Sin embargo, aprecian muchísimo su servicio a Jehová (2 Corintios 4:7).
Aspectos destacados de la asamblea
La delegación de dieciocho miembros se dividió en tres grupos para asistir a las asambleas de distrito que se celebrarían simultáneamente en tres lugares: La Habana, Camagüey y Holguín. Cada uno de los tres días de la asamblea, las tres sedes contaron con un número significativo de invitados, entre ellos muchos ancianos y precursores. Se había dicho a los Testigos locales que iba a ser una ocasión muy especial, pero no sabían que varios miembros del Cuerpo Gobernante estarían presentes. Imagínese su sorpresa al ver el viernes por la mañana a estos queridos hermanos y a sus esposas descender de los autobuses alquilados.
Las asambleas se llevaron a cabo en instalaciones al aire libre preparadas por los hermanos con el permiso de las autoridades. En una de las piedras de la entrada del local de La Habana aparecía la inscripción “Salmo 133:1”, lo que traía a la memoria de los hermanos las palabras que se encuentran en dicho texto: “¡Miren! ¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad!”. Durante la asamblea hubo sin duda un compañerismo cristiano bueno y agradable.
Los asistentes comentaron que los discursos y las entrevistas habían sido excelentes, y que les había impresionado mucho la representación del drama, basado en la historia bíblica del capítulo 3 de Daniel y ambientado en la antigua Babilonia. Una hermana se expresó así: “Todos los actores estuvieron magníficos, y la sincronización de la voz fue tan perfecta que una se olvidaba de que el sonido ya estaba grabado. [...] El que hacía de babilonio malo parecía verdaderamente malo, y los tres hebreos eran de carácter firme y decidido”.
Representantes del Departamento de Asuntos Religiosos y otros funcionarios públicos que también vinieron a ver las asambleas elogiaron la organización y la excelente conducta de los concurrentes. El hermano Barry agradeció sinceramente el buen trato que las autoridades cubanas habían dispensado a la delegación extranjera. Los hermanos expresaron también su agradecimiento por los discursos y por que les hubiesen permitido reunirse en aquella ocasión, poniéndose de pie para aplaudir, a veces durante varios minutos. “Esto es más de lo que esperábamos: ¡Una asamblea internacional en pequeña escala! —afirmó una familia cristiana—. Ha sido maravilloso, una prueba del gran poder de Jehová para hacer que sus promesas se cumplan.”
Las asambleas también permitieron que otras personas conociesen mejor a los testigos de Jehová. Un conductor de autobús asistió a la asamblea el sábado y también el domingo. Dijo que había escuchado muchos comentarios acerca de los testigos de Jehová, pero que ahora sabía que eran personas buenas y pacíficas.
“Nunca lo olvidaremos”
El cariño y simpatía de los ciudadanos cubanos impresionaron a los representantes internacionales. Los cubanos son personas de principios, trabajadoras y amables. “Más de una vez se ofrecieron desconocidos a ayudarnos”, afirmó uno de los asambleístas.
A los hermanos extranjeros les sorprendió la fe, la alegría y el amor que demostraron sus compañeros Testigos de Cuba. No cabe duda de que han hecho de Jehová su plaza fuerte (Salmo 91:2). John Barr dijo: “En mi primera visita a Cuba me han sorprendido gratamente muchas cosas: la belleza del país, el buen carácter de la gente que he conocido y en particular, el verdadero entusiasmo de los Testigos cubanos. Nunca en mi vida había oído entonar con tanta sinceridad los cánticos del Reino, ni aplausos tan prolongados cuando algún punto de la información tocaba su corazón. Estas son cosas que nunca olvidaremos. Siempre las recordaremos con afecto”.

El Salmo 97:1 dice: “Regocíjense las muchas islas”. No cabe duda de que los testigos de Jehová de la isla de Cuba se regocijan por su mayor libertad de culto y por la visita histórica de una delegación interna

No hay comentarios.:

Publicar un comentario